domingo, 26 de febrero de 2012

Así lo hizo y todo comenzó a cambiar.

Él se acerco a mí. Me cogió del brazo cuando nadie estaba para cortar ese momento. Entonces me lo dijo. Mi corazón comenzó a latir más fuerte de lo normal. Ese día, aquel viernes, puede que mi felicidad crezca. Se tragó el orgullo, sí, ese orgullo que siempre intenta joder y separa a las personas que más se quieren. Dijo aquellas palabras "arreglarlo" "hablar" "tú y yo". Y todo fue tan rápido. Bueno, al principio me puse en lo peor, no lo negaré. Se me hacía raro que tú quisieras volver a tener cierta amistad conmigo. Pero te conozco bien, han sido muchos años, y bueno, con una simple mirada supe que había sinceridad en tus palabras.
Entonces todo fue un: esta tarde a las 7.30 en el conservatorio?
Y lo siguiente fue un sinfín de historias, anécdotas, momentos y tiempo alejados en el que han pasado muchas cosas. Pero sobre todo había confianza. Eso es algo que nunca se ha acabado entre nosotros. Porque un mejor amigo lo es para siempre. Por mucho que un 6 de junio una se deje llevar por gilipolleces y diga cosas de las que los meses siguientes se arrepienta. Porque nada me hace más feliz que poder hablarte. Aunque únicamente sea como dos compañeros de clase. Me conformaré con lo mínimo.
He sabido lo que es perder a tus mejores amigos y ahora voy a saber lo que es recuperarlos.
Te echaba tantísimo de menos. Una vez más, tengo que darte las gracias J.

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