martes, 29 de diciembre de 2015

El mejor regalo de navidad.

En algún lugar del mundo, en este mismo instante, están colocando los adornos navideños en cada rincón de su hogar y en cada enorme ventanal con vistas al mar.
En algún lugar del mundo, alguien está comiendo un trocito de turrón, mientras se prepara un vaso de leche y coge un polvorón.
En algún lugar del mundo, alguien piensa en sus propósitos para el año nuevo, alguien recuerda los que hizo el año pasado y él mismo se lamenta de desear tanto y cumplir tan poco.
Pero lo que todos ellos no saben es que hay algo que los une, irremediablemente. No saben que mientras ellos desean, otros toman nota. Que mientras unos piden, otros hacen todo lo posible por entregar. Y, por supuesto, lo que jamás sabrán es quien es el culpable de esos sueños que se cumplen, de esas cosas que se entregan y de esa muestra de atención desde algún lugar del planeta.

-¡No entiendo cómo puede haber alguien que odie la navidad!- dice Sonia, mientras coloca el último Papá Noel en la puerta de su habitación.
-Te doy la razón, yo llevo ya un mes preparando estas fechas.- le contesta Lía, quien sabe que solo puede comunicarse con ella escribiendo.
-Pues a mí ni me va ni me viene, será culpa de los exámenes de enero.-añade Nuria, quien estudia en la universidad.
Y así, mediante largas e infinitas conversaciones, es como cada día celebran que siguen juntas, sin necesitar una fecha especial para decirse lo importantes que son. Muchos dirán que esa amistad no tiene credibilidad, pero eso a nuestras chicas poco les importa. Solo ellas saben lo que significa todo esto.

Mientras Paula persigue su obsesión por la ropa que llevará en nochevieja, las demás muestran su apoyo incondicional tratando de darle el mejor de los consejos de cada modelito que enseña. Dejando entrever su acuerdo o, por el contrario, desacuerdo con su vestuario. Y es que, nuestras chicas están en la época de hacerlo todo por primera vez. En la época de disfrutar pero también de sufrir. Están viviendo momentos muy felices que, a la vez, dejan recuerdos tristes. Recuerdos amargos. Y cada día tienen más claro que lo más bonito de vivir esta época, es vivirlo con ellas. No saben cómo de diferente será este año para ellas... No saben quién o quienes estarán detrás de hacer felices a nuestras chicas...

-Nosotros iremos el día 29.- dice Marta.
-Nosotros intentaremos estar al menos el 30.- le responde Pilar.
-Vale, yo ya tengo el hotel cogido para el día 29, también. -contesta Carmen.
Todas están ansiosas por los días que están a punto de vivir, sobre todo por las sorpresas que están a punto de dar. Por fin cumplirán un sueño que, aunque no sea el suyo propio, ya es como si lo fuera.

-Nuria, ¿has terminado de hacer la maleta?-grita Marta desde la cocina.
-Sí, ¡qué remedio! No sé por qué tenemos que irnos en nochevieja... ¡para una noche que puedo salir.-Nuria está muy enfadada sabiendo que vivirá la nochevieja lejos de sus amigas, lejos de la fiesta y acompañada únicamente por su madre, que se ha empeñado en ir a visitar a los familiares de Barcelona, planazo, piensa Nuria.

Nuestras chicas hablan de sus planes para navidades. Todas inesperadamente han tenido que hacer las maletas para pasar la nochevieja en un sitio diferente al que les gustaría, algunas lo han hecho por el empeoramiento de un familiar, otras por deseo de sus padres y otras, simplemente, por cambiar de aires. Todas se han alejado de sus hogares, cada una para ir a un destino diferente. Barcelona, Madrid, Galicia, Valencia, etc. Lo peor de todo eso es que no hay ninguna manera de que puedan verse, no hay ningún destino que coincida con otro. Como siempre, una vez más, el destino ha decidido que aún no deben conocerse.

Inesperadamente, tanto Paula como Nuria aterrizan en Madrid. Mientras que oyen cómo una madre le dice a su hija: mira hacia allí. Entonces, las tres amigas se encuentran. Las chicas no pueden más que echar a correr y mirar a sus madres, que tienen una enorme sonrisa en la boca viendo cómo se emocionan sus hijas. Por fin se encuentran. Por fin se conocen. Cuando van a confesarlo al resto de las chicas, se dan cuenta que llega más gente a lo lejos. ¡Son ellas! Son todas ellas. Las catorce chicas están acompañadas de catorce madres que no dejan de sonreír por el regalo de navidad que acaban de cumplir. Por ese deseo que llevan ya dos años pidiendo nuestras chicas.

Paula, Nuria, Lía, Sonia, Alejandra, Ainhoa, en fin, todas nuestras chicas se han fundido en un abrazo en el que han podido expresar todo lo que llevaban tiempo sintiendo. Todos esos deseos de verse, de abrazarse, de pasar un rato juntas. Se ha cumplido. Se ha cumplido gracias a sus madres, que han hecho todo lo posible para que estén donde estén. Esas madres que tenían un grupo paralelo en el que hablar de esta sorpresa inesperada pero tan bonita que nuestras chicas no pueden dejar de llorar.

Se han sacado infinidad de fotos, han compartido momentos únicos que están seguras que no olvidarán. Han vivido el comienzo del año nuevo juntas, abrazándose, queriéndose, brindando para que ese grupo no termine. Brindando para que el 2016 sea un año mejor. Un año en el que vuelvan a verse.

Todas coinciden en algo: este ha sido el mejor regalo de navidad que podían hacerles.

Por vosotras, topitas. 






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